Este verdadero gigante comenzó a erguirse en 1904 y
su construcción era observada por las grandes personalidades del comercio
de entonces.
Hacia 1909 se constituyó la sociedad anónima "Compañía de Tierras y
Hoteles de Sierra de la Ventana", y sus estatutos fueron aprobados por un
decreto del presidente de la República Figueroa Alcorta y Rómulo S. Naón,
el 2 de septiembre de dicho año.
La obra edilicia de marcado estilo europeo de "la belle epoque", estuvo a
cargo de Antonio Gherardi, experto constructor italiano que había
levantado la aduana de Bahía Blanca. Las escalinatas fueron diseñadas por
Antonio Gandino, que utilizó mármol de Carrara.
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El mayor problema para la
construcción era el aprovisionamiento de ladrillos, que fue solucionado
por Don Ernesto Tornquist, quien firmó un acuerdo con la sociedad anónima,
para instalar en las inmediaciones del hotel, un ala de la fábrica de
ladrillos, que había adquirido recientemente en Checoslovaquia. El cuerpo
central de esta fábrica, que fue una de las primeras en el mundo y se
llamó F. Ctibor, se instaló en La Plata y funcionó allí hasta hace pocos
años.
El 11 de noviembre de 1911, con el encanto de las sierra y un marco de sol
radiante tuvo lugar
la suntuosa inauguración. |
Los automóviles con
capacidad para 12 personas que había provisto el Ferrocarril del Sud
resultaron insuficientes para los traslados desde la estación Sauce grande
hasta el hotel debido al elevado número de concurrentes. Toda la
"sociedad" argentina y extranjera quería conocer "la maravilla del siglo",
nombre dado al hotel por el General Julio Argentino Roca.
A las 10 de la mañana se iniciaron los actos, ante 1200 personas, con una
misa que estuvo a cargo del Obispo de La Plata Monseñor Don Juan
Nepomuceno Terrero, clérigo muy allegado a la familia Tornquist. Luego
hicieron uso de la palabra el embajador de Inglaterra Lord Barington, el
presidente de la Compañía de Tierras y Hoteles de Sierra de la Ventana Don
Samuel Hale Pearson y el Dr. Manuel Láinez en representación del gobierno
de la Nación; mientras al tope de la torre mirador el pabellón patrio
flameaba junto a las banderas de países amigos.
Luego a las 13.30 h se sirvió el banquete en centenares de mesas con
vajilla de plata y porcelana ubicadas en el gran comedor, la sala de
recepción, el hall y el solarium. El servicio fue atendido por el personal
del Plaza Hotel de Bs. As. que terminó cumpliendo esa función hasta el
cierre del hotel. El menú comprendió unos cuarenta platos distintos,
veinte postres y veinte bebidas, siendo todas especialidades de primer
nivel mundial. |