Resulta lamentable tener que
relatar que esta monumental obra funcionó el brevísimo lapso de 6 años.
La situación económica comenzó a desmoronarse en el año 1913, cuando se
produjo la guerra en los Estados Balcánicos seguida por la gran guerra
europea que estalló en agosto de 1914. Todos estos hechos provocaron que
el hotel trabajara a pérdida, y el golpe mortal sobre el herido lo dio una
ley que dictó el presidente Hipólito Irigoyen, el 3 de noviembre de 1917,
tendiente a reprimir los juegos de azar, que cerraba las salas de juego de
todo el país. En ese año la compañía entró en liquidación y el hotel cerró
definitivamente el 14 de marzo de 1920; el ramal se clausuró el 21 de
marzo.
Veinte años después la provincia inició las gestiones para comprar la
propiedad, y en 1942 lo hace por $ 500 000 a Sara Sanford, que lo había
heredado de su madre Emilse Davis de Sanford quien es probable que lo haya
adquirido al liquidarse la compañía.
Hasta el momento de pasar a manos de la provincia el hotel estaba
completo, luego fue impunemente saqueado, desde los vinos finos de las
bodegas hasta el valioso mobiliario. |
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Durante la segunda guerra mundial, el hotel volvió a tener huéspedes: 330
tripulantes del Graff Spee, el acorazado alemán hundido en la batalla del
Río de la Plata. Cada uno ocupó su lugar y volvieron a la vida al gigante.
De esa época, los pueblos vecinos recuerdan los bailes que la banda del
acorazado organizaba cada 15 días en la sala de los espejos del hotel en
los que participaba mucha gente. En enero de 1946 el grupo partió y
comenzó el desmantelamiento total del edificio.
En la década del 60 sirvió
de sede del Centro de Estudios de Ingeniería forestal y Corrección de
Vertientes "Florentino Ameghino".
Aunque se hicieron refacciones y se
proyectaban muchas más, en corto tiempo se vió nuevamente en el olvido.
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En 1979, cuando comenzó a demolerse el complejo y a talarse el bosque por
parte de la municipalidad, las fuerzas vivas se opusieron y se logró
detener la destrucción total. En 1980 lo compró la Sociedad Anónima
(Frigorífico Guaraní), que proyectaba la creación de un polo turístico,
pero el viernes 8 de julio de 1983 un incendio dudoso redujo a escombros y
cenizas a este estandarte de una época.
Así fue como ese complejo al que el pueblo de Sierra de la Ventana le debe
su existencia, esa obra cumbre de una época, le fue escatimada a las
generaciones siguientes, con actitudes corruptas, insólitas, pero por
sobre todas las cosas ignorantes por las autoridades correspondientes.
Del ferrocarril solo quedaron los terraplenes y algún puente ya que todo
lo demás fué desmantelado. El material rodante fue vendido al poco tiempo
de la clausura a pesar de que algunos vecinos afirman que los mecánicos
del Graff Spee cuando allí se alojaron, pusieron en funcionamiento una de
las viejas locomotoras que aún se encontraban en el lugar. Esto nunca fue
confirmado.
Quizás las pérdidas arquitectónicas, históricas y culturales que este
pueblo sin memoria no ve o no quiere ver, sirvan para sembrar en la
conciencia de las generaciones venideras la valorización de las raíces, de
los patrimonios que nuestros antepasados construyeron y de los caminos que
transitaron. |